Edwin Markham

"Burlado" por Edwin Markam

Dibujó un círculo para afuera dejarme-
Hereje, rebelde, así de mi mofarse.
Pero el Amor y yo con ingenio ganamos:
dibujamos un círculo y lo atrapamos!

domingo, 27 de marzo de 2016


¡A Dios a Chile!

Una oración Pueblo

Aférrate a lo que es bueno,
Aunque sea un puñado de tierra.
Aférrate a lo que crees,
Aun cuando es un árbol que está sólo, de pie.
Aférrate a lo que debes hacer,
Aun cuando es muy lejos de aquí.
Aférrate a la vida,
Aun cuando es más fácil soltar.
Aférrate de mi mano
Aun cuando me he ido de tu lado.

            En el Centro Shalom se encuentran  unas rocas que sobresalen en el risco donde las puntas de los cuigues esconden el Río Lircay que corre a más de 100 metros por debajo.  Aquí termina el sendero Shalom y hay una roca en particular donde me he sentado a meditar y pensar por más de quince años.
            Los sentimientos llegan y se van como la brisa de la montaña y los chasquidos de los colibríes.  Uno de esos diminutivo pájaros casi se me metió hace rato por la nariz; tuve que cerrar los ojos y soplar para que se fuera. Las lagartijas, algunas azul turquesa con verde esmeralda y otras color café con rayas amarillas, pasan a mi lado en la roca.  Están tan acostumbradas que no les importa compartir el sol y las sombras. 
            En medio de fiestas de despedida, rituales de partida y lágrimas, el bosque también me desea lo mejor.  Hoy el zorro pasó por el sendero enfrente de la Casa de Bienvenida mientras desayunaba, deteniéndose varias veces para mirarme antes de desaparecer en las moras del otro lado del círculo de troncos.  Ayer encontré renacuajos anaranjados y negros del "Sapo venusto," hermoso y en peligro de extinción.  Conforme el bosque y yo nos despedimos, también le digo "A Dios" a 20 años de vida y ministerio en Chile.   

A Dios... a los pastores y las pastoras quienes me han animado y han abierto sus iglesias para realizar diferentes actividades en estos años.

A Dios... a los participantes y el equipo pedagógico del Centro Shalom quienes han atendido el llamado para construir el Reino del Shalom con verdad, justicia, misericordia, dignidad y paz.

A Dios... al pueblo de Chile, vecinos, choferes de colectivos, trabajadores del correo, cajeras y dueños de pequeños negocios quienes me han saludado con sonrisas y cortesía.

A Dios... a los niños y las niñas de Chile quienes han compartido conmigo sus juegos, risas y aprendizajes.

A Dios... a ecosistema de la montaña cuya esencia se ha entretejido con mi ser.

A Dios... a cada uno de ustedes.  Les llevo en mi corazón como tesoros preciosos que compartiré con otros en lugares lejanos.

            Ruego sus oraciones por los siguientes pasos que tomaré en mi vida.  En los siguientes seis meses estaré visitando iglesias en Estados Unidos y preparando un nuevo nombramiento.  Aun no está definido dónde y con quién estaré ministrando, por lo tanto, ruego sus oraciones para que el Señor vaya abriendo las puertas a un lugar donde pueda seguir sirviéndole.
            El trabajo de una misionera es quedarse sin trabajo.  Esto significa que las despedidas son una parte inherente y anticipada del ministerio. Estas despedidas son particularmente dolorosas considerando otra parte esencial en la obra misionera: integrarse de pleno en la cultura y comprometerse a relaciones profundas y transformadoras.
              He trabajado mucho para transformar las despedidas de Chile en experiencias de aprendizaje y crecimiento tanto para los que me rodean como para mí misma.  Como dice C.S. Lewis en la película "Tierra de sombras": "El dolor ahora es parte del gozo que viene.  Ese es el trato."  Así también estas despedidas abren puertas a nuevas esperanzas, sueños y posibilidades.  ¡Así que "a Dios," mis amigos y amigas!
            Les recuerdo que he abierto un "Fanpage" en Facebook para lo que quieran aprender más sobre el trabajo de Retoños en las Ruinas.  El "Fanpage está registrado bajo ese mismo nombre: Retoños en las ruinas: esperanza en el trauma.  ¡Espero que podamos seguir compartiendo por este medio!
            ¡Gracias por sus oraciones y por ser parte de mi ministerio siempre!

Shalom,

Elena