Edwin Markham

"Burlado" por Edwin Markam

Dibujó un círculo para afuera dejarme-
Hereje, rebelde, así de mi mofarse.
Pero el Amor y yo con ingenio ganamos:
dibujamos un círculo y lo atrapamos!

viernes, 5 de octubre de 2012

Introducción a las conversaciones con la capellana



Al estar orando y pensando en los retiros, encuentros y campamentos del Centro Shalom que ya comienzan y en mi rol como capellana, he sentido de parte del Señor compartir con ustedes algunos de los conocimientos y “pepitas de oro” o “perlas de sabiduría” que he adquirido al través de los muchos años que llevo trabajando en campamentos.  Comencé este ministerio de campamentos cuando tenía quince años, como apoyadora con grupos de niñas.  A los 17 años, participé en mi primer campamento formal del todo un verano con niños y niñas de los barrios más pobres de Nueva York.  Además de ser mi primer año en la universidad  y mi primer año en Estados Unidos, también fue mi primera experiencia con niños y niñas en situación de riesgo social cuyos traumas y el difícil medio familiar evidenciaban en graves comportamientos anti-sociales.  Ese verano hubieron motivadores que se vieron confrontados con niños apuntándoles con cuchillos que habían llevado a escondidas al campamento, niños que mordían y amenazaban, niños que se escapaban para hacer maldades a media noche.  Fui motivadora de una niña que gritaba en la noche sin despertar.  A sus ocho años de edad repetía con sollozos entre sus sueños, “mamá por favor ya no me hagas eso, me duele mucho, por favor ya no.”  Tuve que hacer mi primer informe sobre sospecha de abuso por escrito para entregarlo posteriormente al director y a la asistente social.  Aprendí la importancia de tener un  protocolo claro para la prevención y la detección de abusos. 
Después, al trabajar y vivir con monjas progresistas con una perspectiva constructivista de la disciplina, aprendí a  explicar las expectativas de comportamiento con claridad como también las consecuencias naturales de no cumplir con las normas.  (Ejemplo:  Hay que usar zapatos siempre en campamento donde quiera que estemos.  Si no usamos zapatos, podemos pisar una víbora venenosa – había muchísimas en ese campamento – y nos pueden morder.)  También aprendí a nunca amenazar con algo que no podía cumplir  ya que siempre puede haber algún participante  que se sienta tentado a probar los límites.
            Es así que les ofrezco estas “Conversaciones con la capellana.”  Le invito a cada uno de los miembros del equipo pedagógico a que entren en este diálogo conmigo.  Estoy abierta a sus preguntas, comentarios, dudas y reflexiones.  Espero que éste pueda ser un espacio de aprendizaje mutuo y anhelo entregarles, como también recibir de ustedes, las bendiciones y el crecimiento que Dios ha soñado para el Centro Shalom.