Edwin Markham

"Burlado" por Edwin Markam

Dibujó un círculo para afuera dejarme-
Hereje, rebelde, así de mi mofarse.
Pero el Amor y yo con ingenio ganamos:
dibujamos un círculo y lo atrapamos!

lunes, 6 de octubre de 2014



Arco iris

Te escribiría un arco iris
Por Ann Weems

Si pudiera, te escribiría un
arco iris
chapoteado con todos los
colores de Dios
y lo colgaría en la ventana de
tu ser
para que cada mañana
nueva de Dios
Tus ojos abrirían primero
A Esperanza y Promesa.
Si pudiera, secaría tus
Lágrimas
Y te abrazaría cerca para siempre en
Shalom.
Pero Dios nunca prometió que yo
Pudiera sufrir por ti.
Solamente prometió que yo podría amarte.

Eso hago. 

viernes, 3 de octubre de 2014

Se precisa de un sueño



Se precisa de un sueño
Que rompa el silencio de la noche,
Que caliente el frío de la madrugada
Quebrando el hielo que divide y mata,
Que se haga horizonte y nos invite a caminar.

Se precisa de un sueño
que no se haga pesadilla,
que a golpes de esperanza nos haga volar
a ese lugar perdido donde nadie ha respirado.

Un día cerraremos nuestros ojos
 y nos despertaremos por dentro,
Cabalgaremos por la inmensidad insondable
de nuestros misterios.
Y allí en las mansiones ocultas del alma
nos daremos las manos
y nos descubriremos como hermanos.

¡Señor, precisamos de un sueño!
Permite que pronto podamos dormir,
para amanecer despiertos.


Javier Pérez Pérez
Pastor
Iglesia Bautista Del Camino
Guanajay

Cuba

Manos vacías

Manos Vacías

Cuando las personas se acercan los unos a los otros con sus manos llenas de regalos para dar ni siquiera pueden tomarse de las manos o abrazarse  en saludo. Mucho menos pueden intercambiar sus regalos mientras sus manos están llenas.  Primero, tendrán que dejar a un lado estos regalos para saludarse con las manos vacías.

Dada nuestra lucha constante contra la tentación de crear una actitud de gratitud y así conseguir una influencia sobre otros con nuestros regalos, ¿hay mejor lugar que el altar al pie de la cruz para poner nuestros regalos al acercarnos los unos a los otros?  Una vez que hemos traído nuestros regalos hasta ese altar y las hemos dejado como una genuina ofrenda de gratitud, podemos darle la espalda a los obsequios, y por ese momento, nuestras manos están vacías.

Ahora estamos libres para saludarnos como hermanos y hermanas en Cristo, para abrazarnos para caminar y trabajar juntos en testimonio y servicio, para reír y llorar juntos en el gozo y en las penas experimentadas en la solidaridad.  Después, podemos tomar de ese mismo altar cada uno de acuerdo a su necesidad.  El altar habrá purificado el regalo de cualquier trozo de manipulación y hambre por el control  Cada hermana y cada hermano se convierte en un dador y en un receptor después de que se han encontrado y se han abrasado con las manos vacías.


Por. Frederick R. Wilson
Del Consejo Mundial de Iglesias

Ginebra, Suiza, 1982