Edwin Markham

"Burlado" por Edwin Markam

Dibujó un círculo para afuera dejarme-
Hereje, rebelde, así de mi mofarse.
Pero el Amor y yo con ingenio ganamos:
dibujamos un círculo y lo atrapamos!

lunes, 4 de febrero de 2013

Conversación 13: El abuso sexual como pecado multidimensional


Marie Fortune, pastora y directora del Centro para la Prevención de la Violencia Sexual y Doméstica con sede en Seattle,
E.E.U.U.A. define el abuso sexual como un pecado multidimensional afectando todas las áreas vivenciales del ser humano.
¨ Es un pecado carnal: Viola la integridad de la víctima y tiene como consecuencias una cantidad de aspectos relacionados con el cuerpo que duran toda la vida.
¨ Es un pecado relacional: Acaba con la confianza y destruye la posibilidad de una relación saludable entre la víctima y el abusador.  Igualmente, esto hace que la víctima se le dificulte confiar en otros y, por lo tanto, impide las relaciones adecuadas presentes y futuras.
¨ Es un pecado social: Se lleva a cabo en situaciones secretas en las que se sostienen relaciones abusivas y se crea un ambiente destructivo.  Incluso aquéllos que no están directamente involucrados se ven afectados por el abuso cometido por un miembro de una familia, una iglesia o una comunidad.
¨ Es un pecado sexual: Distorsiona y hace mal uso de la sexualidad.  El abuso daña los sentimientos de la victima acerca de su sexualidad y la deja con secuelas que cambiarán su habilidad de aceptarla y expresarla durante mucho tiempo después de que el abuso se hubo cometido. 
“En términos de una teología de la creación en la que los humanos son afirmados como criaturas hechas a la imagen de Dios, actos de abuso sexual son blasfemos porque niegan lo sagrado del otro ser humano.  En palabras corrientes, ¡el abuso sexual está mal porque hiere a las personas y estas heridas son para toda la vida!

Tomado de:
Fortune, M.M. Sexual violence: the unmentionable sin. New York: the Pilgrim Press, 1983.
Holderread Heggen, Carolyn. Abuso Sexual en los hogares Cristianos y la Iglesia.
Guatemala: Ediciones Semilla, 2002. P. 25.


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