Edwin Markham

"Burlado" por Edwin Markam

Dibujó un círculo para afuera dejarme-
Hereje, rebelde, así de mi mofarse.
Pero el Amor y yo con ingenio ganamos:
dibujamos un círculo y lo atrapamos!

sábado, 15 de diciembre de 2012

Conversación 7: Cooperación y competencia


CONVERSACIÓN 7: Cooperación y competencia
       En el campamento fortalecemos la cooperación en todos los niveles.  En esto vamos en contra de la corriente de la cultura actual.  Aun la educación se ha vuelto una competencia de calificaciones donde hay ganadores y perdedores.  Ya no nos preocupamos del aprendizaje sino del ganar en un ciclo interminable y agobiante para alumnos, apoderados y docentes.

Ganador/Perdedor: un binomio de la injusticia
       La sociedad se ha convertido en una secuencia sin fin de competencias.  Precisamente a raíz de que estamos tan metidos dentro de ellas, a veces ni estamos conscientes de la competencia.  Los peces no reflexionan sobre la naturaleza del agua; no pueden imaginar su ausencia y por lo tanto, no consideran su presencia.  El sistema económico está basado en la competencia, igual que la educación formal, que desde temprana edad, nos enseñan a vencer a los demás en el proceso de “llegar.”
      Se puede definir una situación cooperativa como aquella en que los objetivos de los individuos, en una situación dada, son de tal naturaleza que, para que el objetivo de un individuo pueda ser alcanzado, todos los demás integrantes de dicha situación deberán igualmente alcanzar sus respectivos objetivos.  Una situación será definida como competitiva cuando la consecución de los objetivos de uno de sus miembros impide la consecución de los objetivos de los demás. 
       La competencia no une a la gente, más bien la separa.  Mientras se podría argumentar que los miembros de un equipo sienten unión con los de su equipo, hay sentimientos de separación y deshumanización contra los del otro equipo.  No es fácil entrar en confianza con el competidor, si la situación de competencia implica “yo gano – tu pierdes”, hay que mirar al otro como rival.  El binomio es de opresión: ganador-perdedor, vencedor-vencido.  La competencia nos enseña a estar pendientes de los puntos débiles de nuestros rivales, para poder sacer provecho de esta debilidad. 
      
      Creemos que nuestra búsqueda por crear alternativas de educación, de organización y de comunicación debe ser fundamentalmente una práctica de la cooperación. Los valores que surgen en situaciones de cooperación son precisamente los que queremos promover en el Centro Shalom, como son por ejemplo: la sensibilidad, la ayuda mutua, la coordinación de esfuerzos, la valorización y la amistad, la confianza, un espacio seguro, una comunidad. 
       La cooperación en la educación va mucho más allá de los juegos cooperativos; se puede utilizar como estrategia para buscar la igualdad y la justicia.    Algunas características de los integrantes de los grupos cooperativos son:
1.       Ofrecen apoyo y ayuda a los demás miembros del grupo
2.       Intercambian recursos necesarios tales como datos y materiales y procesan más eficientemente la información
3.       Ofrecen reflejos a los demás para poder mejorar su actuación
4.       Cuestionan las conclusiones y reflexionan para entender los problemas y para promover un mejor proceso de toma de decisiones
5.       Actúan con confianza
6.       Reciben una motivación especial para lograr un objetivo común
7.       Tienen un bajo nivel de angustia y de “estrés”

      Debemos analizar cada actividad en el Centro Shalom por medio del lente de la cooperación.  Aunque puede haber lugar para algunas actividades o juegos competitivos,  las actividades, los juegos y las dinámicas cooperativas deber  formar la mayor parte del programa.  Los puntos, los premios, y las penitencias nunca deben llegar a ser los motores fundamentales para energizar o exigir la participación. Los juegos competitivos deben ser diseñados para que la competencia no se vuelva el único objetivo llegando a la denigración, la opresión o el desprecio entre ganadores y perdedores.  Los juegos o las actividades cooperativas deberán diseñarse de tal manera para tener elementos de emoción que estimulen el pensamiento creativo como son:  el “ganarle al reloj”, el ayudar a los otros equipos en formas inesperadas o el que el objetivo solamente se pueda lograr con los variados aportes de los diferentes participantes.  Hay que minimizar la competencia y maximizar la cooperación.

Tomado de “Qué tal si jugamos…otra vez” por Guillermo Brown

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