Edwin Markham

"Burlado" por Edwin Markam

Dibujó un círculo para afuera dejarme-
Hereje, rebelde, así de mi mofarse.
Pero el Amor y yo con ingenio ganamos:
dibujamos un círculo y lo atrapamos!

lunes, 8 de abril de 2013

Conversación 21: Campamento: ¡Todos abordo!



Conversación 21: Campamento: ¡Todos abordo!
Si entre ustedes hay alguno sabio y entendido, que lo demuestre con su buena conducta, con la humildad que su sabiduría le da.  Pero si ustedes dejan que la envidia les amargue el corazón, y hacen las cosas por rivalidad, entonces no tienen de qué enorgullecerse y están faltando a la verdad. Porque esta sabiduría no es la que viene de Dios, sino que es sabiduría de este mundo, de la mente humana y del diablo mismo.  Donde hay envidias y rivalidades, hay también desorden y toda clase de maldad; pero los que tienen la sabiduría que viene de Dios, llevan ante todo una vida pura; y además son pacíficos, bondadosos y dóciles. Son también compasivos, imparciales y sinceros, y hacen el bien.  Y los que procuran la paz, siembran en paz para recoger como fruto la justicia. Santiago 3:13-18

            En uno de los más grandes poemas de la mitología griega, Homero relata la travesía de Odiseo, quien después de la guerra de Troya, pasa por aventuras y peripecias para llegar de vuelta a su hogar en la isla de Ítica.  Cuando por fin llega a su casa, encuentra todo en gran desorden y en el momento en que se va a desatar un aguerra civil, la diosa Atenea interviene procurando un pacto por el cual los itacenses logran vivir en paz. 
            La literatura mundial está llena epopeyas como está que comparan la vida, con todos sus altos y bajos, a un viaje de aventuras.  Sin embargo, es la Biblia la que nos narra la historia de Dios, quién a través de los siglos, busca restablecer su relación con el ser humano.  Es una historia épica, involucrando naciones, pueblos, familias y personas en diferentes momentos de  la historia por medio de la narración, la poseía, los proverbios, la escritura de cartas personales y colectivas y otras formas literarias.  Sin embargo, el hilo conductor que atraviesa todo este recuento es el inmenso amor de Dios quien se hace humano y redime su sueño de shalom para toda la creación.  En la narración Bíblica, Dios nos invita, una y otra vez, a la gran aventura de viajar por la vida con él, entre espinos,  tormentas y tinieblas o  y pastos verdes, cielos despejados y bellezas incontables.  ¿Serán pocos los que se atrevan a esta travesía en shalom hacia shalom? 
En una comunidad o campamento cristiano, el shalom es la vocación pedagógica.  La búsqueda de shalom se asemeja a embarcarse en un velero cuyo destino es tan importante como cada uno de los elementos en el proceso: leer el viento e interpretar las corrientes, coordinar el timón con las velas, izar o recoger las velas, fortalecer el trabajo coordinado de la tripulación.  El director del campamento, como el capitán, anima a cada uno de los pasajeros (participantes) y a la tripulación (equipo pedagógico) a reconocerse como piezas esenciales para la navegación segura y eficiente y descubre formas para empoderar a cada persona al enfrentar las dificultades que suscitan en el viaje.   Juntos, el capitán, la tripulación y los pasajeros, resuelven problemas, disfrutan de los paisajes y pasan por lugares inesperados donde se revelan los secretos de shalom.  En cada minuto deberán recordar que están todos “en el mismo barco” y por lo tanto, la unidad es menester.   
            Navegar en barco velero toma mucha paciencia y requiere del desarrollo de habilidades especiales.  Cuando el director del campamento invita a un proceso transformador, primero el equipo pedagógico y después los participantes deberán estar dispuestos a aprender y a comprometerse a un proceso que puede que tome mucho tiempo y que finalmente puede cambiar sus comportamientos, opiniones y sentimientos.  Un campamento en busca de shalom no podrá resolver sus conflictos con formulas rápidas o ni forzar la transformación.  Para alcanzar shalom por medio del shalom, se tiene que confiar en que el viento del Espíritu de Dios soplará en la dirección que llevará al destino anhelado en el momento y la forma precisa. 
            El navegar en barco velero también significa que todos tendrán que trabajar duro y mantenerse involucrados.  Poco a poco se aprenden las habilidades, se cuidan unos de otros y se logra comunicar los sentimientos, los sueños y las necesidades más profundas.  Juntos se traza la ruta hacia el destino; juntos se administra y se cuida del barco.  Gran parte del éxito del viaje viene en el momento de darse cuenta de lo emocionante que es emprender una aventura dependiendo de una comunidad que tiene el mismo objetivo,  respondiendo juntos a las situaciones impredecibles, perfeccionando las habilidades por medio de la práctica, explorando nuevas rutas, descubriendo lo bello escondido en el compañero o compañera.  Al término de un campamento Shalom, las relaciones serán más sanas y resilientes y todos lo que hayan participado en él, estarán preparados para enfrentar el siguiente desafío con mayor destreza y experiencia.
 

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