Una vez que ha comenzado el proceso de la reconciliación, se abren las puertas a la transformación de situaciones de violencia, enajenamiento y destrucción convirtiendo el conflicto en un espacio de potencial crecimiento.
En la naturaleza, los ecosistemas funcionan en
base a la interdependencia de los seres vivos y la materia inerte. Estos
complejos sistemas compuestos de ciclos, como el del agua o de la vida y la
muerte, llegan a desequilibrarse cuando fuerzas internas o externas alteran sus
interacciones normales. Bajo estas
circunstancias, un sistema puede entrar en crisis, un punto decisivo en su
supervivencia. La crisis es donde parten
dos caminos: una se dirige hacia el
crecimiento y la transformación y la otra, hacia la destrucción. Los seres humanos también forman parte de
sistemas relacionales y sociales.
"En la experiencia humana hay sistemas sociales con patrones de
interacción (comunicación, reglas relacionales, distribución de poder, etc.)
que también son esenciales para el nutrir y sobrevivir de la vida humana. [. . .] Los patrones de interacción
en estos sistemas emocional-relacionales ayudan a determinar el bienestar de
individuos, comunidades y la sociedad entera.
Sistemas relacionales sanas nutren.
Sistemas relacionales tóxicos destruyen (Smucker 235)."
La misión del Centro Shalom propone
crear instancias de crisis donde las personas, en un ambiente seguro y
respetuoso, se enfrenten a la realidad de estos sistemas relacionales y a los
desafíos de crear una sociedad donde se balancean la verdad, la misericordia,
la justicia y la paz. Es en los momentos
de crisis, ya sea crisis personal o grupal, que se dan las oportunidades para
escoger el camino hacia la transformación.
Se
pretende contribuir a la formación de agentes de esta transformación, quienes
tendrán la responsabilidad de llevar a la práctica las teorías y las vivencias
educativas que ellos investigarán y experimentarán dentro de los variados
programas.
La visión del Centro Shalom viene de
un profundo compromiso con la visión Bíblica para las relaciones humanas, las
estructuras sociales y la intención
original de Dios para toda su creación.
El tercer cuadro, que completa nuestro marco teórico, presenta el modelo
Bíblico de Shalom; una visión que nace de una relación con Dios y engloba la
reconciliación personal, relacional y estructural.
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